Pasé gran parte de mi infancia y temprana adolescencia entre miles de amores platónicos que iban desde el galán de telenovela hasta el chico cuatro años mayor que yo en el cole que me molestaba todos los recreos. Sin embargo, recién pude conocer al famoso Platón cuando en alguno de mis cursos universitarios me introdujeron a su interesante mundo de las ideas. Ahora he tenido que sumergirme nuevamente en ese entremado de términos filosóficos para mi examen de Teoría Literaria Clásica y se me ocurrió que nunca me había dado cuenta que esa expresión venía del viejito sabio y un poco zafado, también. Me parece curioso haber pasado gran parte de mi vida utilizándola sin saber que se refería a este amor ideal que está literalmente en una realidad superior que trasciende al mundo físico.