jueves, 15 de julio de 2010

La hora de la estrella

      Es mi deber, aunque sea de arte menor, revelar su vida.
      Porque tiene derecho al grito. Entonces yo grito.

Sí, estoy enamorado de Macabea, mi querida Maca, enamorado
de su fealdad y de su anonimato total, pues ella no existe para nadie.


Yo quisiera que ella abriese la boca para decir:
- Estoy sola en el mundo y no creo en nadie, todos mienten, a veces
hasta en la hora del amor, yo no veo que una persona hable con otra, la verdad sólo me llega cuando estoy sola.


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