Iba en patines por el malecón una nebulosa mañana miraflorina. Era un día diferente, la gente iba a un paso menos apurado, las miradas se cruzaban entre extraños y las sonrisas se escapaban sin querer, a veces hasta los saludos. Yo solo me dejaba llevar por el viento que sonaba fuerte e interrumpía con la música de mi ipod haciéndome pensar, sí esta vez ya comenzó el invierno; no hay duda. Por ratos me concentraba en el sonido que hacían las olas en el mar, un verano que se iba, un sol que se escondía tras las nubes y más personas que salían bajo capas de ropas para cubrirse del frió mañanero y, sin embargo, parecían descubrirse también de prejuicios y melancolías para darle la bienvenida a una nueva estación. Yo solo pensaba en el nuevo cd de Radio Dept. que no dejaba de escuchar y como era igual que ver una peli de Gus Van Sant (que acababa de ver esa mañana) y quedarse para escuchar la canción de los créditos, porque sí. Quizás porque pensaba también que no todas las películas tienen canciones tan mágicas en sus finales. Ahora ya ni me acuerdo que canción es. Fue ese día nada más, que patinaba sin rumbo y no quería parar, que me dejaba llevar por la música y sentía que flotaba en el aire, que le decía al invierno hola qué tal y él me contestaba de maravilla, Andrea.
miércoles, 9 de junio de 2010
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