Para ella, era la primera vez que jugaba a lanzar el globo sin que rozara el piso. Las risas aumentaban y las sonrisas iban y venían de manera natural, casi necesaria. Cuando él se acercó, yo no supe muy bien cómo reaccionar. Sonreí ligeramente, no lo miré y tiré el globo más alto que las otras veces. Ella era nuestra intermediaria. Parecía que habían pasado años desde la última vez que jugamos juntos, aunque no se tratara exactamente de algo directo. Quizás si había pasado mucho tiempo; cada vez que alguno de los dos hablaba era como si lanzáramos palabras al aire, que con suerte alguien las agarraba antes de que perdiéramos el juego. Ella solo seguía riéndose de todo.
lunes, 28 de junio de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Me encantó... creo que alguna vez me he visto así. Saludos!!
ResponderEliminar