Los días fríos suelen cargar de ausencia tu nostalgia y mi nostalgia de ausencia. Tú, tan verosímil en la realidad de cuento que hemos construido. Yo y la incertidumbre de un presente indescifrable en cada esquina y una historia compartida que no podemos (ni queremos) dejar atrás. Somos solo dos extraños más, perdidos, dicen por ahí, en un aquelarre de pasiones locas que no podemos ocultar. Cuando vuelven los días fríos solo nos queremos abrazar y yo te pregunto si todavía eres inmortal, si todavía te crecen alas cuando me miras y tú estas ahí, con esa sonrisa que detiene el tiempo, con esos ojos que incendian mares.
sábado, 5 de junio de 2010
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Que hermoso!!! son dulces los momentos compartidos, en la apresurada vida!!!
ResponderEliminarte entiendo hermana! qué bueno leerte!
ResponderEliminar:)