miércoles, 13 de mayo de 2009

Falling

A veces nos pasa que sentimos que estamos cayendo en picada. Vemos rápidamente cómo se nos pasa la vida por delante y cómo estamos dejando ir momentos o personas, sin querer. Caemos y caemos, cada vez la velocidad crece y, la verdad es que parece que no hubiese salida alguna; intentamos abrir el paracaídas pero resulta que hace tanto que venimos cayendo que se ha llenado de agujeros y ya no sirve más, nos cogemos de ramas que encontramos en el camino pero son demasiado débiles para sostener todo el peso que tenemos encima...
Entonces, ¿qué hacemos?
Quizás deberíamos aferrarnos a aquellas cosas que teníamos cuando aún teníamos un pie adentro de la felicidad y buscar en esas fuerzas la metabolé (léase cambio de fortuna) a nuestro (hasta ahora) fatal destino. En última instancia, si confiamos en que todo va a salir bien, por ahí que encontramos un trampolín al final de la caída y todo resulta un inocente juego de niños.

Si se rompe el paracaídas, usa el de repuesto; nada pierdes en seguir intentando.

2 comentarios:

  1. Qué linda manera de expresarlo :)*

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  2. Gracias Victoria. Ahora solo tengo que seguir yo mis propios consejos.

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